Después de estar años sin estar al tanto de las nuevas consolas, nuevos videojuegos y motores gráficos, a uno le entran las ganas de volver a jugar su videojuego favorito de la infancia o intentar ese juego que dejó en el número 3 y ahora va por el 8.
Abre internet y se encuentra un mundo extraño de gente que entrena para competir en un universo que no existe, otros más obsesionados por darle like a lo que dijo el CEO de alguna empresa japonesa, algunos discutiendo acerca de cuál motor gráfico es el mejor y por qué es mejor comprar cierta consola por su potencia y su nuevo procesador gráfico.
“¿No se supone que sólo era un juego?”
Parece que ya no sólo es un juego. Hay gente que hace carrera con esto.
¿Y el videojugador normal? ya ahora ni siquiera se les dice videojugador, ahora o eres gamer experto o por favor salte de esta sala que no sabes de lo que hablas.
En esos momentos extraños uno tiene que hacer lo que uno tiene que hacer: olvidar todo ese mundo extraño de compañías, fundadores, influencers raros y gamers expertos. Y encender su consola favorita (o lo que tenga a la mano), y jugar.
“Cállate y déjame jugar en paz”.